Leo: Desenfrenada adulación

Relato erótico - Leo

Como buen Leo, Lidia experimentó una situación excitante, ya que Mario se entregó y se dejó llevar, demostrándole su desenfrenada adulación.

¿Alguna vez os habéis preguntado cómo es nuestro querido Leo sexualmente?. Pues estáis de suerte porque este apasionado signo es el quinto de la lista de #HigoVerde.

Características sexuales de los LEO:

Pronunciar Leo es sinónimo de energía, fiabilidad, fogosidad y fuerza. Si has tenido el honor de seducir al rey de la selva debes saber que eres la envidia del resto del mundo.

Es un signo zodiacal apasionado en todo lo que hace, y como no podía ser de otra forma, esto se ve reflejado en su vida sexual. Traduce la palabra sexo como diversión, deseo y desenfreno. Cualquier momento es ideal para desinhibirse.

Es muy creativo en todo lo que hace, sin miedo a mostrar lo que quiere en cada momento, consiguiendo así alcanzar sus fantasías. Habla sin dudar de qué quiere o qué le gusta.

Si algo define a un signo con tanta personalidad es la necesidad constante de desfilar en un escenario, si, hablamos de que le gusta llamar la atención, que todo gire en torno a él. Cuánto más recargado y sorprendente sea el ambiente mejor.

A una persona que le gusta llamar la atención no solo es generosa sexualmente si no que agradece juguetes, experiencias salvajes, espejos, lubricantes, etc.

En cuanto a los preliminares, es su plato estrella, ya que como buen narcisista, puede lucirse como él solo sabe, dando rienda suelta a su pasión.

El último consejo que debemos darte con este depredador es que te dejes llevar.

¿Quieres conocer al Leo de esta semana?… ¡Te presentamos a Lidia!

Por fin tengo la oportunidad de contar mi experiencia más secreta. Todo ocurrió en junio del año pasado, estudio turismo en una Universidad de Móstoles, Madrid.

 

Como casi toda universitaria, tengo un amigo especial con el que me gusta quedar de vez en cuando. Solemos vernos en los baños de la biblioteca, ese día, cuando ya habíamos terminado y salíamos por la puerta entró un chico nuevo y yo inevitablemente comenté:

  • Raúl, que guapo y que cuerpazo tiene ese chico.

Lo dije tan alto que claramente nos escuchó, por lo que nos reímos sin parar de los nervios. Tengo mucha confianza con Raúl y ambos sabemos que nuestras relaciones son esporádicas.

Al día siguiente recibí un mensaje suyo en el que me decía: “voy a entrenar esta tarde, ¿te vienes?”. Yo claramente respondí que si, así aguantaría mejor la clase de inglés que me esperaba después. Cuando llegamos, allí estaba, era el chico que nos escuchó el día de antes hablar cuando salíamos del baño.

 

Muy seguro de sí mismo se dirigió a nosotros:

  • Hola chicos, me llamo Mario y estoy haciendo las prácticas de la carrera en el gimnasio de la universidad, si queréis pasaros estaría encantado de daros unas clases.

Con la seguridad que me define respondí con una sonrisa pícara:

  • Nos vendría genial que nos ayudases a entrenar, ¿no Raúl?, por cierto yo soy Lidia, encantada.

Raúl que ya conoce lo directa que soy, empezó a reírse indiscretamente.

La verdad que el entrenamiento fue muy bien. Estuvimos de risas toda la tarde, Mario tenía un cuerpazo. Nos quedamos mirando los tres y mi amigo Raúl se despidió, ya que entraba a trabajar a las cinco.

Nada más irse empezamos a hablar de lo ocurrido la tarde anterior:

  • El otro día vi que os lo pasabais genial.
  • La verdad que no estuvo mal, Raúl es muy amigo mío.
  • ¿Qué estudias?, además de lo bueno, o no, que están los chicos en prácticas.
  • Estudio turismo, para tu suerte estás en la lista de los que me gustan y soy bastante exigente.

La conversación fluía mientras nos dirigíamos a las duchas del gimnasio:

  • Como estoy en prácticas y formo parte del equipo, las duchas de los profesores están libres. Si quieres podemos ir y seguimos hablando.
  • Si el entrenamiento sigue allí, ¿quién soy yo para negarme?.

Aquella sala tenía algo especial, el cuarto de baño estaba tapado por una cristalera opaca que no dejaba nada a la imaginación.

Me abalancé sobre Mario a la par que abría la ducha, en ese momento empecé a quitarle la ropa antes de sumergirnos en el agua hirviendo.

Le ordené que se sentase en un sillón que había al lado de la ducha, yo me arrodillé y comencé a practicarle sexo oral. Me agarraba la cabeza como si de una fiera se tratase. En ese momento aumenté el ritmo y Mario inevitablemente gemía con fuerza.

De un salto se puso de pie en el sofá, con fuerza, le cogí del cuello y comencé a besarle  apasionadamente con el ritmo que yo deseaba.

Me senté en el sofá y abrí mis piernas, exigiéndole que me devolviese lo practicado, él sin ningún reparo pasó su lengua por todo mi cuerpo, mientras yo me fundía de placer.

Le cogí de la mano y me lo llevé nuevamente bajo el chorro de la ducha. De un empujón lo puse contra la pared y me subí encima de él, el placer era real, el ambiente perfecto, cuando estaba a punto de terminar le introduje un dedo y culminó con un fuerte gemido.

Me tumbé mientras el agua recorría todo mi cuerpo y Mario siguió besándome y tocándome mientras yo dirigía toda la situación agarrándole por el pelo, hasta que inevitablemente terminé entre gemidos.

Cuando acabamos nos dimos una larga ducha mientras hablábamos de las cosas que más nos gustaban de Madrid. Ambos comentamos lo bien que nos lo habíamos pasado y decidimos quedar más frecuentemente.

Como buen Leo, Lidia experimentó una situación excitante, ya que Mario se entregó y se dejó llevar, demostrándole su desenfrenada adulación.

En el deseo sexual, leo es un auténtico depredador, déjate cautivar y disfrútalo

 

 

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